Me mantengo en mi nube.
Mi nube que recoge lluvia,
que se torna gris,
que provoca tormentas.
Que hace que te mojes.
Pero yo sigo ahí, me agarro a sus pliegues y aguanto,
y de cuando en cuando, veo más cerca que nadie
arcoiris dobles, triples.
También veo pájaros, a los que envidio;
y vehículos que se creen pájaros.
No puedo moverme mucho,
pero cuando nieva, me recuesto en mi nube de algodón
y desde mi original cama, me siento resguardada
de todo el que pretende bajarme a la tierra.
Me gusta mi atmósfera, y aquí pienso quedarme.