martes

Tan lejos.

Que haya angustia dentro de mí
 no significa que tenga angustia.

Que haya miedo dentro de mí
no significa que no sea valiente.

Las palabras se atragantan en mi mente
todo quiere salir y todo quiere contenerse.

Yo en medio. Y mi cuerpo apenas reconocido,
también.

Mi cuerpo siempre protagonista
se ha vuelto secundario.
Estoy tan lejos.

Cuando te mueves pero estás quieto.

Cuando hablas pero jurarías que no eres tú.

Cuando lloras, y de alguna monstruosa manera,
por dentro estás en paz.

Tan en paz y tan en guerra, y tan lejos y tan cerca y tan dormido y tan despierto.
Tan triste y tan...triste.

Cuando eres un mero espectador de tu vida,
a veces cámara, muchas otras crítico.

Nunca actriz. Ya no.

Y veo fotografías de la que se supone que era,
y todo ha cambiado. Culpable. Yo lo he cambiado.
Culpable. He ignorado mi cuerpo y mis sentidos y mi vida y ahora estoy lejos.
Culpable. Por fumar, por llorar, por reír, por qué no, por agobiarme, por no dormir,
pero sobre todo, por pensar. Por resistirme y no aceptar que la vida te va esculpiendo,
que pasándolas putas se aprende, que perdiendo se vence.

Lo acepto. Lo siento. Lo aprendo. Estaré bien.
Mientras tanto, cantaré, lloraré, gritaré, pelearé. La vida es eso.
Y no ha hecho más que empezar.